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BOHEMIOS

BOHEMIOS MUNDIALES

BOHEMIOS MUNDIALES

PORQUE ERA IMPOSIBLE PERDERSE CAMERÚN DINAMARCA

Hasta a los Mundiales la gente se acostumbra. El hincha de fútbol los espera cuatro años, con una dosis de ansiedad insoportable en el último tramo, pero una vez que comienza Sudáfrica 2010 algunos empiezan a pensar que se pueden perder Eslovaquia-Nueva Zelanda e igual vivir tranquilos con eso. Allá ellos. Para el que vive el fútbol de ascenso como una feliz rutina, la cita de Camerún-Dinamarca a pocos kilómetros era inevitable.

El partido entre africanos y daneses tenía una importancia relativa para el desarrollo del Mundial. Se enfrentaban los dos perdedores en la primera fecha del grupo E, que también incluye a Holanda y Japón. Ninguno de estos cuatro equipos puede cruzarse con Argentina hasta las semifinales, algo para lo que falta mucho y para lo que -mejor no engañarse- sólo parece dar la talla la Naranja. Lucía tentadora la posibilidad de dejar pasar el compromiso y continuar con el trabajo desde la sala de redacción. Hasta que algo parecido a un reloj biológico alertó que sería imposible faltar. Y así fue que se decidió la salida rápida hacia el Loftus Versfeld.

A las 20.30 en Pretoria, el frío había bajado a la noche con una crueldad que ya relatamos con esmero casi todos los argentinos enviados a Sudáfrica. En Buenos Aires eran las 15.30. Había receso del fútbol de ascenso, pero no costaba imaginarse en el remodelado León Kolbowsky, un sábado con Atlanta jugando contra, digamos, Los Andes. Mejor taparse los oídos, porque las vuvuzelas interrumpen la magia: ningún hincha bohemio ni de los de Lomas sería tan grosero de tapar los cantitos con ese ruido infernal. El marco era como el de las mejores tardes en Villa Crespo. Después de todo, los dos se jugaban muchísimo.

Empezó a rodar la pelota y el cuerpo ya tenía su medicina futbolera. Hasta algunas proyecciones de Simon Poulsen podían hacer acordar a las de Gastón Lolli, aunque en este caso del lado izquierdo. Faltaba el toque diferente del Mágico González o de Luquitas Ferreiro, pero había que reconocerle también algo de mérito a Eto'o, que peleaba con lo suyo contra la defensa de Dinamarca y definía con contundencia en la primera que tenía. Y la pierna fuerte de Alexandre Song en mitad de cancha remontaba a algunas entradas de Alcaraz en la defensa del Milrayitas.

Ayudaba también la solidaridad de la organización: el precio abusivo de comerse un pancho y acompañarlo con una gaseosa no podía ser sino una maniobra para que el hombre del Ascenso se sintiera como en casa. Los baños, eso sí, eran bastante más limpios. A tanto no llegaba el romanticismo, por suerte.

Al final, el festejo fue de Dinamarca a pesar del gran aliento que bajaba de las tribunas para los Leones. Como en las pocas -digamos bastantes- tardes en las que el visitante se fue conforme de Villa Crespo. De todas maneras, la sensación fue de satisfacción. Resultó difícil pasar por alto el detalle de que ninguno de los dos tenía camiseta azul y amarilla, pero bien valió el plato de fútbol para mitigar un poco la carencia. Y después de todo, como en Villa Crespo, los protagonistas de esta tarde (hora Argentina) tampoco tenían para derrochar alegrías. Un poco, jugaron por el ascenso de los Mundiales.

Federico Kotlar .Clarín Misión Mundial 19-06-2001

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